España no sólo es uno de los principales productores de vino del mundo, sino que destaca por su amplia variedad de propuestas debido a la riqueza de la tierra, que le otorgan unas características propias al vino según la región en la que se produzca.
Por ello, certificar la calidad en este sector, ya sea mediante el reconocimiento de vino varietal, una IGP o una DOP, es una oportunidad para los productores de diferenciarse tanto en el lineal como en los mercados internacionales.